Las ratas huelen el queso. La Liga de Fútbol Profesional es un suculento parmesano que aportaba 9.000 millones de euros a la economía española en 2010. En ciudades costeras como La Coruña, donde el camembert es trasportado en barcos mercantes, las ratas deben establecer relación con los peces gordos.
La década transcurrida entre 1995 y 2005 representa un periodo glorioso en la historia del Real Club Deportivo de la Coruña. El equipo experimentó un incremento insólito de los presupuestos y obtuvo, entrenado por técnicos como Arsenio Iglesias o Javier Irureta, una serie de eminentes logros deportivos, entre los que destacan una Liga, dos Copas del Rey y tres Supercopas de España. Un auge imprevisto atribuido a la eficiente gestión del Presidente, Augusto César Lendoiro, antiguo senador y congresista del Partido Popular, dotado con una capacidad de negociación admirable, demostrada con operaciones de compra de jugadores tan solicitados como Mauro Silva o Bebeto, o las ventas de Maakay y Luque, que reportaron a la entidad unos ingresos de 32 millones de euros.
Sin embargo, no todas las noticias que la marea trae a la playa de Riazor son buenas noticias. Existe una creencia popular, según la cual, el Deportivo percibía fondos adicionales gracias a la buena relación que César Lendoiro sostenía, durante la década gloriosa, con los terratenientes del narcotráfico gallego. Dicha creencia, basada en pruebas circunstanciales, como por ejemplo que el sueldo cobrado por el Presidente no equivale a una cantidad fija asignada, sino a un punto porcentual de los presupuestos, puede ser producto de premeditación y alevosía. No obstante, existen dos hechos evidentes: la implicación de altos empresarios gallegos en redes de tráfico de estupefacientes y el turbio proceso de financiación de determinados clubs de fútbol.
Los puertos gallegos son, desde hace décadas, uno de los principales puntos de entrada a Europa de la droga producida en el continente americano. No es necesario acudir a la hemeroteca, el pasado septiembre la Policía incautó cinco toneladas de cocaína escondidas en un velero con rumbo a Galicia. Así mismo, ilustres empresarios como Laureano Oubiña, Francisco José Lema o Ramiro Vázquez han sido imputados y procesados por delitos ligados con el transporte de sustancias estupefacientes.
La colaboración que conecta la financiación de los equipos de fútbol con organizaciones criminales sucede de modo sistemático, debido a que los clubs son entidades bien acondicionadas para el lavado de dinero, una actividad delictiva que consiste en ocultar la procedencia de capitales obtenidos de forma ilegal. También los negocios que orbitan en torno a los clubs son un nido de ratas, las casas de apuestas han constituido el hábitat natural de grupos fraudulentos, cabe recordar el escándalo que sacudió la liga italiana en el mes de junio o la sorprendente asiduidad con la que Gao Ping, el presunto capo de la mayor trama de lavado de dinero desmantelada en Europa, apostaba por las victorias del Celta de Vigo en los partidos disputados en Segunda División.
Existen ratas legales y ratas ilegales, pero ambas coinciden en el propósito de convertir toda actividad susceptible de explotación comercial en un negocio rentable. Hoy en día todo queso pertenece a un roedor. La Liga BBVA no es una excepción.
Colaboración especial de @MonoMutanteX
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